Desde ServiEstètic os ofrecemos algunos consejos para frenar el proceso de envejecimiento y combatir sus principales causas.
A medida que avanza el tiempo nuestro organismo empieza a notar una serie de problemas de salud que acompañan al proceso de envejecimiento.
Muchos factores actúan en este proceso: internos, emocionales y externos. Algunos de ellos se escapan de nuestro control, como la genética o la polución, pero hay otros que podemos modificar o eliminar.
Nutrición
Una alimentación saludable es fundamental para conservar un buen estado de la piel, el mayor órgano de nuestro cuerpo, y por supuesto, necesaria para frenar el proceso de envejecimiento de nuestro organismo y capacidad física.
Una dieta equilibrada que nos mantenga hidratados previene el envejecimiento, ya que el agua aporta turgencia a la piel y desintoxica el organismo.
Entre los alimentos de origen animal, la carne magra como el pollo, el pavo o el conejo, es una de las mejores fuentes de colágeno que podemos encontrar para que nuestro organismo disponga de los aminoácidos suficientes para que los cartílagos y las articulaciones estén en buen estado (es preferible evitar la carne roja para evitar las grasas saturadas que contiene).
Incluir pescado azul es ideal para la salud cardiovascular y también para la de la piel y los huesos, ya que su alto contenido en ácidos grasos omega 3 previene la oxidación celular. Otros productos como los huevos, la cebolla, frutos secos o los tomates, aumentan la producción de colágeno.
Los antioxidantes son sustancias naturales que frenan el envejecimiento y la producción de radicales libres, por lo que un consumo adecuado de antioxidantes, consigue retrasar el proceso de envejecimiento.
Eliminar hábitos tóxicos
El consumo de tabaco y alcohol produce un estrechamiento de los vasos sanguíneos que afecta a la correcta vascularización de la piel. Esto provoca que el nivel de oxígeno en sangre se reduzca, afectando la producción de colágeno y repercutiendo en la elasticidad y firmeza de la piel.
Exposición solar
Uno de los factores del envejecimiento cutáneo es la exposición solar que puede empeorar el aspecto y la salud de nuestra piel: los rayos UV actúan sobre las fibras de elastina, provocando flacidez y fragilidad. Es importante protegernos debidamente para minimizar los efectos de este tipo de radicación en cualquier época del año.
Manteniendo costumbres saludables y equilibradas, adoptando una alimentación correcta, una hidratación suficiente, evitando el tabaco y el alcohol, protegiéndonos de los rayos solares y practicando ejercicio físico de forma moderada, nuestra piel lucirá más joven y nuestro organismo más sano.